El Espantapájaros de Toulón
Francia estalla junto a su revolución. No manda un rey, sino el terror, la guillotina, las discusiones interminables, las rebeliones y la falta de recursos.
Las monarquías europeas lejos están de preocuparse: el desconcierto no puede alcanzar al resto del Viejo Continente.
En el norte de Italia, el ejército tricolor de bandidos desvencijados no ha avanzado, en tres años de guerra, frente al profesional y equipado del emperador de Austria. Solo un milagro lograría imponer el proclamado mensaje de libertad, igualdad y fraternidad al mundo. Este ocurre el 10 de mayo de 1796, en el puente de Lodi en Lombardía, Italia. Lo provoca un “Espantapájaros”.
El Espantapájaros de Toulón
Francia estalla junto a su revolución. No manda un rey, sino el terror, la guillotina, las discusiones interminables, las rebeliones y la falta de recursos. Las monarquías europeas lejos están de preocuparse: el desconcierto no puede alcanzar al resto del Viejo Continente.
En el norte de Italia, el ejército tricolor de bandidos desvencijados no ha avanzado, en tres años de guerra, frente al profesional y equipado del emperador de Austria. Solo un milagro lograría imponer el proclamado mensaje de libertad, igualdad y fraternidad al mundo. Este ocurre el 10 de mayo de 1796, en el puente de Lodi en Lombardía, Italia. Lo provoca un “Espantapájaros”.
Solo Un Hombre
Año 202 a. C., duelo de invictos en el campo de Zama, hoy Túnez. Después de conquistar Cartago Nova y vencer a tres ejércitos cartagineses en España, el cónsul romano Publio Cornelio Escipión recupera a las Legiones Malditas exiliadas en Sicilia y las lleva a combatir al África. Como consecuencia, el gran Aníbal –tras catorce años de victorias inconcebibles en Italia– debe volver a defender su hogar.
Solo Un Hombre
Año 202 a. C., duelo de invictos en el campo de Zama, hoy Túnez. Después de conquistar Cartago Nova y vencer a tres ejércitos cartagineses en España, el cónsul romano Publio Cornelio Escipión recupera a las Legiones Malditas exiliadas en Sicilia y las lleva a combatir al África. Como consecuencia, el gran Aníbal – tras catorce años de victorias inconcebibles en Italia – debe volver a defender su hogar.
El Robin Hood de Nuevo México
El Robin Hood de Nuevo México
Siéntese, por favor, amigo periodista. Y sírvame un café, si es tan amable, que aquí en Nueva York saben prepararlo. Hace frío afuera y estoy acostumbrado al calor del oeste. Sea paciente; le aseguro que esta historia vale los $50 que ofrece el Post. Además, el dinero es insustan-cial. Mi padre destaca mil cabezas de ganado en el lobby de estancieros, empresarios, curas y militares que se denomina el Anillo de Santa Fe. Si usted realizó su trabajo, seguramente sabe que sus métodos ni son ama-bles ni populares. Ahórrese comentarios; no me enorgullezco de ser parte de ese círculo.